lunes, 29 de junio de 2015
Variaciones para educar adolescentes y jóvenes - notas
Débora Kantor (2008) Variaciones para educar adolescentes y jóvenes. Buenos Aires: Del estante editorial.
Disponible en: http://issuu.com/federiconantes/docs/d__bora_kantor_-_variaciones_para_e
CAPÍTULO 1. Rasgos de las nuevas adolescencias y juventudes
CAPÍTULO 2. Puntuaciones sobre consumos y producciones culturales de adolescentes y jóvenes
CAPÍTULO 3. Adultos en jaque
CAPÍTULO 4. El mandato de la prevención en discusión
CAPÍTULO 5. La participación y el respeto de los intereses: la complejidad de un enunciado
CAPÍTULO 6. A propósito de la «otra» educación
ANEXO: Diálogos
Extractos del texto:
(...)
¿Cómo nos alcanza el discurso hegemónico que estigmatiza a adolescentes
y jóvenes, impregnando las miradas y sesgando el vínculo con ellos/as?,
¿qué podemos hacer para contrarrestarlo y para sostener otras apuestas?, ¿por
qué repensar la figura del adulto para persistir en educar en torno a la confianza,
la autoridad y la responsabilidad, desmarcándonos de las ilusiones
redentoras que a menudo sustentan las intervenciones?, ¿cómo convivimos,
en tanto referentes de adolescentes y jóvenes, con la multiplicidad de ofertas
identitarias que conlleva la cultura contemporánea y el mercado de consumo
cada día más potente y más eficaz?, ¿cuáles son algunos de los nuevos significados
del «tiempo libre» (y del trabajo en él) en las condiciones actuales?,
¿cómo resguardamos la calidad y el sentido de lo que ofrecemos, desafiando
segmentaciones e injusticias?
Estas y otras tantas preocupaciones reaparecen en los diferentes capítulos
del libro. Es en torno a ellas que apostamos a la búsqueda de un saber
sobre lo que hacemos, sobre las condiciones del hacer, sobre cómo pensamos
lo que hacemos, sobre aquellos con quienes trabajamos… Un saber que no
resulte clausurante para el propio trabajo y, en consecuencia, para quienes
están abocados a la tarea de crecer.
miércoles, 24 de junio de 2015
El impacto de las políticas de drogas en las mujeres
Las leyes punitivas sobre las drogas implican una pesada carga sobre las mujeres, y en consecuencia sobre los niños y niñas de quienes frecuentemente son las principales cuidadoras.
Todas las personas que usan drogas afrontan la estigmatización y discriminación, pero las mujeres son más propensas que los hombres a ser severamente denigradas, como madres "no aptas" y como personas "caídas" de la sociedad.
Este documento de Open Society Foundations aborda la dimensión de género de las políticas de drogas y las leyes, mostrando las cargas que ponen sobre mujeres y niñas las políticas mal concebidas y los servicios inadecuados.
Documento disponible en inglés: http://issuu.com/federiconantes/docs/the-impact-of-drug-policy-on-women-/1
Narcotráfico: poderes en la sombra y su impacto oculto en la vida de las mujeres en América Latina
El Fondo de Acción Urgente de América Latina promueve desde 2013 la iniciativa colaborativa Mujeres, Resistencias y Poderes en la Sombra que implica un diseño e implementación de acciones de manera conjunta con otras activistas, organizaciones de mujeres, académicas y con aquellas que inciden en políticas públicas en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
El objetivo de este trabajo es identificar la información existente sobre la dinámica específica en Latinoamérica y mostrar las principales dimensiones del problema con el fin de buscar caminos de incidencia en la defensa de los derechos de las mujeres.
Documento disponible en: http://issuu.com/fondodeaccionurgente-al/docs/narcotr__fico_y_poderesenlasombra
http://www.fondoaccionurgente.org.co/
Género y Drogas
Infografía disponible en http://idpc.net/blog/2015/06/women-and-harm-reduction-international-network-whrin-infographic-for-support-don-t-punish-campaign-2015
Las mujeres sufren mayor vulnerabilidad por
- Menor seguridad económica
- Violencia de género física y sexual
- Mayor estigmatización y discriminación
- Menor poder de incidencia en decisiones
- Falta de reconocimiento de derechos y necesidades
Las necesidades específicas de las mujeres que usan drogas son frecuentemente ignoradas y marginadas en las políticas, programas y servicios.
Las mujeres son más vulnerables a los efectos negativos del prohibicionismo.
La intersección entre desigualdad de género y criminalización del uso de drogas aleja a las mujeres de los servicios sociales y de salud.
La Red Internacional de Mujeres y Reducción de Daños (@WHRINWomen) llama a:
- Terminar la guerra contra las drogas. Las personas que usan drogas no deben ser criminalizadas.
- Alternativas a la prisión. La prisión no es un remedio efectivo, tiene impactos sanitarios y sociales negativos y de larga duración.
- Mayor información estratégica. Se necesitan datos agregados por género acerca de cantidad de población, acceso a servicios y otra información relevante
- Servicios de reducción de daños sensibles al género. Confeccionados de acuerdo a las necesidades y prioridades de las mujeres, e integrados con otros servicios sociales y de salud para mujeres.
- Fortalecimiento de capacidades y recursos. Hacia el desarrollo y ampliación de escala de los programas y servicios de reducción de daños acordes al género.
- Abordaje de la violencia contra las mujeres. Fortalecimiento de los mecanismos de protección legal y social para la población actualmente criminalizada
martes, 23 de junio de 2015
Apuntes sobre la medicalización como trasfondo de la intervención social
Texto completo disponible en http://issuu.com/federiconantes/docs/medicalizaci__n_e_intervenci__n_soc/1
"Comprender a la medicalización como el trasfondo de la intervención social tal vez permita abrir nuevas posibilidades de mirada, estudio y análisis, tanto a la genealogía del pensamiento social como hacia los dispositivos de intervención."
Capítulo 1 . Enfermedad, Medicina y Temor. Los determinantes del medio y la epidemia de Peste Negra.
Capítulo 2 . Apuntes para el estudio de la genealogía de la Cuestión Social en América. Buenos Aires Siglos XVII, XVIII y XIX. Ciencia, Ilustración y Revolución
Capítulo 3 . El Trasfondo Cultural de la Intervención. Una mirada al siglo XVIII
Capítulo 4 . Ilustración y Revolución (Los inicios del Pensamiento Político Argentino, su expresión en las primeras nociones de construcción de la idea de ciudadanía)
Capítulo 5 . Naturalismo, Realismo Literario y la explicación de los fenómenos sociales
Capítulo 6 . El Higienismo Argentino, narrativas, escritos y prescripciones
"Comprender a la medicalización como el trasfondo de la intervención social tal vez permita abrir nuevas posibilidades de mirada, estudio y análisis, tanto a la genealogía del pensamiento social como hacia los dispositivos de intervención."
Capítulo 1 . Enfermedad, Medicina y Temor. Los determinantes del medio y la epidemia de Peste Negra.
Capítulo 2 . Apuntes para el estudio de la genealogía de la Cuestión Social en América. Buenos Aires Siglos XVII, XVIII y XIX. Ciencia, Ilustración y Revolución
Capítulo 3 . El Trasfondo Cultural de la Intervención. Una mirada al siglo XVIII
Capítulo 4 . Ilustración y Revolución (Los inicios del Pensamiento Político Argentino, su expresión en las primeras nociones de construcción de la idea de ciudadanía)
Capítulo 5 . Naturalismo, Realismo Literario y la explicación de los fenómenos sociales
Capítulo 6 . El Higienismo Argentino, narrativas, escritos y prescripciones
martes, 16 de junio de 2015
Trazar caminos de encuentro
Diálogo con Paula Goltzman.
Publicado en: Débora Kantor (2008) Variaciones para educar adolescentes y jóvenes. Buenos Aires: Del estante editorial.
Disponible en: http://issuu.com/federiconantes/docs/goltzman_2008_-_trazar_caminos_de_e/1
Extractos:
"Muchas de las personas que usan drogas,
sobre todo los más jóvenes, están y pasan gran parte de su vida en lo que
podríamos denominar genéricamente la calle: las esquinas, los baldíos, los lugares
de encuentro como pubs, pooles y plazas de los barrios. Desde hace mucho
tiempo, venimos percibiendo que esos son espacios privilegiados de intervención.
Esa perspectiva confronta con los discursos y las intervenciones más
habituales. Las organizaciones comunitarias, por ejemplo, procuran generalmente
sacar a los pibes de esos contextos; la idea que prima es que hay que
correrlos de esos lugares y lograr que vayan a las instituciones para realizar
determinadas actividades. (...)
Nuestra propuesta hacia las organizaciones
con las que trabajamos no es nada original en ese sentido; hay muchísimos
antecedentes de lo que llamamos un trabajo en calle, en el sentido amplio
de calle, con todas esas posibilidades y espacios que señalé antes. En definitiva,
es eso: actuar donde los pibes se encuentran; ninguna pretensión, por
lo menos en el inicio, de que los pibes dejen sus lugares para ir a algún otro
a realizar un taller o una actividad. De lo que se trata es de establecer un diálogo,
y podemos dialogar en esos espacios (...)
Gran parte de la vida de los pibes, sobre todo de los sectores
más pobres, pasa en esos espacios, y es ahí donde uno debe y puede poner
una palabra, buscar y construir otros sentidos para ese espacio que es la calle.
Y es allí donde se abre la posibilidad de establecer la confianza con los pibes,
vínculos con ellos que facilitan otros objetivos, porque el primer objetivo,
cuando encaramos el trabajo, es contactarnos, al comienzo no hay más que eso. (...)
después, de a poco, mucho más que eso, después viene ese plus
que se va construyendo junto con los grupos, con los pibes, con los usuarios,
con quienes estés trabajando. Pero el primer objetivo es la confianza, no hay
ninguna otra pretensión. Cuando lo que se plantea es «la reducción de daños»
como enfoque y estrategia de trabajo, los objetivos básicos, iniciales, son sumamente
cercanos, de bajo requerimiento. Posteriormente hay posibilidad de
otros objetivos. En ese bajo requerimiento, sobre todo con los pibes con los
cuales trabajamos –los más vulnerabilizados, los que viven en condiciones muy
precarias–, el objetivo básico es establecer este contacto y que los jóvenes puedan
llegar a identificar, a reconocer a ese promotor que está trabajando en la
calle como un puente para el diálogo, como alguien que trae otros elementos
simbólicos de discusión sobre el tema de drogas o sobre otros temas que preocupan
a los pibes. (...)
Publicado en: Débora Kantor (2008) Variaciones para educar adolescentes y jóvenes. Buenos Aires: Del estante editorial.
Disponible en: http://issuu.com/federiconantes/docs/goltzman_2008_-_trazar_caminos_de_e/1
Extractos:
"Muchas de las personas que usan drogas,
sobre todo los más jóvenes, están y pasan gran parte de su vida en lo que
podríamos denominar genéricamente la calle: las esquinas, los baldíos, los lugares
de encuentro como pubs, pooles y plazas de los barrios. Desde hace mucho
tiempo, venimos percibiendo que esos son espacios privilegiados de intervención.
Esa perspectiva confronta con los discursos y las intervenciones más
habituales. Las organizaciones comunitarias, por ejemplo, procuran generalmente
sacar a los pibes de esos contextos; la idea que prima es que hay que
correrlos de esos lugares y lograr que vayan a las instituciones para realizar
determinadas actividades. (...)
Nuestra propuesta hacia las organizaciones
con las que trabajamos no es nada original en ese sentido; hay muchísimos
antecedentes de lo que llamamos un trabajo en calle, en el sentido amplio
de calle, con todas esas posibilidades y espacios que señalé antes. En definitiva,
es eso: actuar donde los pibes se encuentran; ninguna pretensión, por
lo menos en el inicio, de que los pibes dejen sus lugares para ir a algún otro
a realizar un taller o una actividad. De lo que se trata es de establecer un diálogo,
y podemos dialogar en esos espacios (...)
Gran parte de la vida de los pibes, sobre todo de los sectores
más pobres, pasa en esos espacios, y es ahí donde uno debe y puede poner
una palabra, buscar y construir otros sentidos para ese espacio que es la calle.
Y es allí donde se abre la posibilidad de establecer la confianza con los pibes,
vínculos con ellos que facilitan otros objetivos, porque el primer objetivo,
cuando encaramos el trabajo, es contactarnos, al comienzo no hay más que eso. (...)
después, de a poco, mucho más que eso, después viene ese plus
que se va construyendo junto con los grupos, con los pibes, con los usuarios,
con quienes estés trabajando. Pero el primer objetivo es la confianza, no hay
ninguna otra pretensión. Cuando lo que se plantea es «la reducción de daños»
como enfoque y estrategia de trabajo, los objetivos básicos, iniciales, son sumamente
cercanos, de bajo requerimiento. Posteriormente hay posibilidad de
otros objetivos. En ese bajo requerimiento, sobre todo con los pibes con los
cuales trabajamos –los más vulnerabilizados, los que viven en condiciones muy
precarias–, el objetivo básico es establecer este contacto y que los jóvenes puedan
llegar a identificar, a reconocer a ese promotor que está trabajando en la
calle como un puente para el diálogo, como alguien que trae otros elementos
simbólicos de discusión sobre el tema de drogas o sobre otros temas que preocupan
a los pibes. (...)
En los pibes habla más el mundo que en los adultos
Artículo publicado en Página 12
9 de septiembre de 2011
Por Flor Monfort

Una experiencia de seis años en la escuela primaria 105 y la secundaria básica 39 de González Catán, Partido de La Matanza, dio como resultado el recorrido de Imágenes de lo no escolar (Paidós), de Silvia Duschatzky y Diego Sztulwark. De alguna manera, de este libro se resume una mirada diferente sobre cómo sostiene, estimula y recibe la escuela a los chicos y chicas. Duschatzky define la investigación en modo de pregunta y en relación directa con las cosas, con la práctica, que no nacen de tomar esa práctica como un objeto para manipular o entender, o adosando una serie de significaciones sociológicas sino encontrando imágenes, figuras, conceptos que a su vez hagan que algo se siga abriendo cada vez más, produciendo alguna cuña en el modo de relación con esas experiencias. En 2002, junto a Cristina Corea, Duschatzky había publicado Chicos en banda (Paidós), testimonio que marcó un punto de inflexión en su modo de investigar. Chicos en banda nació post 2001 y sintetizaba la ambivalencia de “estar en banda” como estar agrupado, estar con otros, y también el “estar en banda” en la vida, “a la buena de Dios”. La crisis institucional había instalado frases como “los pibes no son lo que eran” y una estabilidad desvencijada marcó aquel trabajo pero hoy, diez años después, el desmembramiento es algo viejo, algo de lo que ya no tiene sentido dar cuenta en la escucha hacia los chicos y chicas.
Sin embargo ustedes hablan de la destrucción de un suelo cohesivo...
–Sí, pero lo que más nos interesa mostrar no es lo que se perdió o lo que se destruyó porque de eso ya se habló. Lo que más nos interesa mostrar es todo lo que se va armando: qué es pensar los desechos, qué es crear situaciones entre quienes habitan una situación que en principio es de malestar o de desprendimiento y desconcierto. A nosotros no nos interesa más hablar de la caída de las instituciones o del desfondamiento, de eso dimos cuenta en Chicos en banda. Nos interesa hablar de cómo se piensa y se transita este suelo mostrando los interlocutores, las alianzas, mostrar lo que viene a liberar algo. Cuando todo empieza a quebrarse se puede llegar a armar otras formas de intercambio, se arma otra historia para los que habitan esa invención de otras formas de gestión de la vida social.Jóvenes y uso de drogas. Implementación de un dispositivo de atención en el ámbito escolar
Por Jorgelina Di Iorio; Paula Goltzman; María Pía Pawlowicz; Javier Castagnola;
Damián Fernández Courel; Lila Solano, Gastón Núñez
Intercambios Asociación Civil/ Fundación Armstrong
2012
Disponible en http://issuu.com/federiconantes/docs/j__venes_y_uso_de_drogas._implement/1
Ver también http://ficherofn.blogspot.com.ar/2015/06/no-te-sientas-zarpado-promocion-de.html
Extractos:
"(... )En el caso de los jóvenes, la preocupación por el consumo de drogas es parte de la agenda pública en general, y de la de las escuelas medias en particular, siendo el enfoque preventivo el que hegemoniza dicha agenda.
Según Touzé (2010), la formación sobre el uso problemático de drogas y su prevención responde, generalmente, a enfoques reduccionistas y monodisciplinares, que reduce el problema a los efectos producidos por el uso de drogas. Las cuestiones relativas a la atención del uso problemático y al tipo de dispositivos posibles desde el espacio escolar están menos desarrolladas. Y cuando aparecen se presentan como nuevas formas de castigo y de control social, en tanto que el uso de drogas se define como práctica social desviada (considerada como delito o enfermedad), individualizándose las dificultades humanas y minimizando su naturaleza social (Touzé, 2006).
El acercamiento en el ámbito educativo al tema drogas se caracteriza en general por traducirse en propuestas centradas en lo preventivo, donde se focaliza en los jóvenes sobre la base de definiciones del riesgo (Kantor, 2008).
Con frecuencia se escucha en el ámbito educativo que la función de la escuela debe ser estrictamente prevenir y que la atención debe ser por “fuera” de la escuela. Son típicas por ejemplo las clases donde se describen las sustancias ilegales y sus efectos químicos en el cuerpo.
Siguiendo a Di Leo y otros (2011), las propuestas preventivas, en su mayoría, podrían responder a conceptualizaciones de los adolescentes y los jóvenes basadas en la negación de sus capacidades y en la negativización de sus prácticas (violencias, transgresiones, riesgos sociales), que configuran escenarios institucionales en los que se “obstaculizan las posibilidades de (re)construcción de lazos sociales y los trabajos de reconocimiento mutuo, fundamentales no sólo para el fortalecimiento y/o institucionalización de todo tipo de estrategias de promoción de la salud en ámbitos educativos y, en general, para la reconstrucción, fortalecimiento y relegitimación de la escuela secundaria en el contexto actual” (Di Leo y otros, 2011:7).
A esta característica de los espacios de atención, también se suman otras limitaciones propias de los modelos sustentados en la abstinencia, así como también las dificultades en la accesibilidad para los usuarios de drogas a los servicios de salud y salud mental. Frente a esto, los dispositivos de atención basados en intervenciones territoriales, y fundamentados desde el paradigma de la reducción de daños han ido ganando aceptación. En ellos se consideran las relaciones de las personas, las sustancias y los contextos de uso, adecuándose las intervenciones a las características de los usuarios y de la comunidad donde se implementan (Galante y otros, 2009). (...)
Damián Fernández Courel; Lila Solano, Gastón Núñez
Intercambios Asociación Civil/ Fundación Armstrong
2012
Disponible en http://issuu.com/federiconantes/docs/j__venes_y_uso_de_drogas._implement/1
Ver también http://ficherofn.blogspot.com.ar/2015/06/no-te-sientas-zarpado-promocion-de.html
Extractos:
"(... )En el caso de los jóvenes, la preocupación por el consumo de drogas es parte de la agenda pública en general, y de la de las escuelas medias en particular, siendo el enfoque preventivo el que hegemoniza dicha agenda.
Según Touzé (2010), la formación sobre el uso problemático de drogas y su prevención responde, generalmente, a enfoques reduccionistas y monodisciplinares, que reduce el problema a los efectos producidos por el uso de drogas. Las cuestiones relativas a la atención del uso problemático y al tipo de dispositivos posibles desde el espacio escolar están menos desarrolladas. Y cuando aparecen se presentan como nuevas formas de castigo y de control social, en tanto que el uso de drogas se define como práctica social desviada (considerada como delito o enfermedad), individualizándose las dificultades humanas y minimizando su naturaleza social (Touzé, 2006).
El acercamiento en el ámbito educativo al tema drogas se caracteriza en general por traducirse en propuestas centradas en lo preventivo, donde se focaliza en los jóvenes sobre la base de definiciones del riesgo (Kantor, 2008).
Con frecuencia se escucha en el ámbito educativo que la función de la escuela debe ser estrictamente prevenir y que la atención debe ser por “fuera” de la escuela. Son típicas por ejemplo las clases donde se describen las sustancias ilegales y sus efectos químicos en el cuerpo.
Siguiendo a Di Leo y otros (2011), las propuestas preventivas, en su mayoría, podrían responder a conceptualizaciones de los adolescentes y los jóvenes basadas en la negación de sus capacidades y en la negativización de sus prácticas (violencias, transgresiones, riesgos sociales), que configuran escenarios institucionales en los que se “obstaculizan las posibilidades de (re)construcción de lazos sociales y los trabajos de reconocimiento mutuo, fundamentales no sólo para el fortalecimiento y/o institucionalización de todo tipo de estrategias de promoción de la salud en ámbitos educativos y, en general, para la reconstrucción, fortalecimiento y relegitimación de la escuela secundaria en el contexto actual” (Di Leo y otros, 2011:7).
A esta característica de los espacios de atención, también se suman otras limitaciones propias de los modelos sustentados en la abstinencia, así como también las dificultades en la accesibilidad para los usuarios de drogas a los servicios de salud y salud mental. Frente a esto, los dispositivos de atención basados en intervenciones territoriales, y fundamentados desde el paradigma de la reducción de daños han ido ganando aceptación. En ellos se consideran las relaciones de las personas, las sustancias y los contextos de uso, adecuándose las intervenciones a las características de los usuarios y de la comunidad donde se implementan (Galante y otros, 2009). (...)
Cortes y pasajes
Por Débora Kantor (2010)
Artículo publicado en Revista La Tía nº 8, disponible en http://www.revistalatia.com.ar/archives/date/2010/08
Artículo publicado en Revista La Tía nº 8, disponible en http://www.revistalatia.com.ar/archives/date/2010/08
Desde que las ansias de gloria de un país hecho pelota se desvanecieron en un control antidoping, una expresión comunica sin equívocos la clausura sin retorno de la ilusión: “me (le, nos) cortaron las piernas”.
Increíblemente, años más tarde de aquella desazón, adolescentes y jóvenes de los márgenes, que cotidianamente renuevan como pueden sus ilusiones magulladas o capean la clausura del futuro a fuerza de doping sin control, adoptaron una muletilla (sic) de origen insondable: “corte”. Mientras sus congéneres de otros sectores sociales persisten en el uso del “tipo” y el “o sea”, mientras en otros ámbitos, a otras edades, se abusa del “digo” y el “a ver”… ellos dicen “corte”.
“Los deportes, los talleres, corte, todo eso nos gusta. A veces se arma bardo, corte que nos agarramos entre algunos, las pibas protestan, corte nos quieren echar, pero después está todo bien. A mi lo que más me gusta es el cine, corte, mirar pelis o filmar también… Corte el año pasado hicimos una buenísima”.
“Yo vengo acá, corte, y estoy bien, pero después cuando vuelvo por la calle me quiero morir, corte que no me da ganas de nada. En mi casa todos me bardean, me pegan, corte me hacen lavar los platos de todos mismo si no yo no comí. Corte así, todo el tiempo…”.
lunes, 15 de junio de 2015
Spinelli - Participación en Carta Abierta (2010)
Dr. Hugo Spinelli
Agradezco mucho la invitación de Carta Abierta.
Hablar de todos estos puntos en quince minutos es un
desafío, pero voy a tratar de plantear algunas cuestiones. El diagnóstico de la
situación de la salud de las personas y del sistema no es muy estimulante.
Viejos y nuevos problemas epidemiológicos y organizacionales afectan al sistema
y a la población.
Por ello, me permitiría empezar diciendo que si hay
algún depresivo grave entre los presentes, sería recomendable que se retire de
la sala. ¿Por qué? Porque el diagnóstico epidemiológico del país dista mucho de
lo que se esperaría en resultados al analizar el gasto en salud que tiene el
país -casi el equivalente al 10% de su Producto Bruto Interno-. Ese gasto se
acompaña de indicadores que dan vergüenza, si los comparamos con la dimensión
de gasto y con el conocimiento acumulado técnico de las disciplinas o el
conocimiento más generalizado del campo socio-sanitario. Que en el año 2010, en
Salta, existan, de base endémica, entre 100 y 200 casos anuales de
leishmaniasis, o que la tuberculosis sigue estando presente en el país en todos
lados, y que los médicos que están en centros de salud la señalen como problema
cotidiano, son claros ejemplos de lo que estamos señalando. Como también lo es
que en las provincias de la Patagonia siga el tema de la hidatidosis como
problema de salud pública. Menciono las anteriores, por sólo nombrar algunas de
las viejas enfermedades que serían de muy fácil erradicación, si hubiera
decisión política de las autoridades de salud. Pero no solo estos temas no
están en la agenda, sino que la agenda la ocupan la gripe A y el negocio de la
vacunas.
Uso de drogas: prácticas profesionales cuestionadas
Revista Margen nº 10, 1997
En este
trabajo, nos proponemos revisar la influencia en las prácticas profesionales de
la asociación del uso de drogas ilegales con enfermedad, a fin de favorecer un
análisis crítico de nuestras intervenciones. Asimismo, presentamos el resultado
de algunas investigaciones referidas a las prácticas de los usuarios de drogas
-particularmente de cocaína- a modo de contribución a su desmitificación.La
construcción del uso de drogas como problema social encuentra fundamento en
diversos procesos económicos, políticos y culturales. Muchos análisis sobre el
uso de drogas han eliminado su complejidad para reducirla, naturalizarla y
circunscribirla a la interpretación jurídico-penal o psiquiátrica. Las
prácticas profesionales de diferentes disciplinas reproducen esos saberes lo
que se expresa en estereotipos que contribuyen al desarrollo de procesos de
estigmatización social de individuos y conjuntos sociales.
Resulta
pertinente emplear el concepto de construcción social en los procesos de
salud-enfermedad-atención, definido como "el proceso de condicionamiento
recíproco entre las representaciones y las prácticas, desarrolladas tanto por
los `especialistas del campo' (curadores) -incluidos los distintos niveles de
organización institucional- y los diversos conjuntos sociales. A su vez, por
representación social entendemos la articulación entre los modos de percibir,
categorizar y significar (dar sentido)" (Grinberg et al., 1993).
Diversas
investigaciones han mostrado que la representación social de la enfermedad se
describe como un estado que aparece bruscamente y que ha sido producido
por una causa externa, que en general es de carácter social aún para la
enfermedad mental. Se asocia también a la inactividad. Esta
concebido como un fenómeno destructivo. Está relacionada con lapérdida
del rol social, con la dependencia de otro y con la angustia (Páez et
al., 1991). Para algunas personas la misma enfermedad es una manera de
actividad. Este último aspecto puede relacionarse con los procesos de
estigmatización social y resulta bastante claro cuando analizamos muchas de las
historias de quienes se definen como "ex adictos".
viernes, 12 de junio de 2015
Consumo de drogas: Qué hacer desde la escuela. (reseña)
Consumo de
drogas: ¿Qué hacer desde la escuela?
Saccone y
Ryan, Ministerio de Educación de la Nación 2011.
Documento disponible en: http://issuu.com/federiconantes
En el
cuadernillo se enfoca el quehacer escolar frente a la posible detección de
consumo problemático de drogas. Para garantizar ese enfoque se propone la
realización de algunas preguntas, que después llama “seis interrogantes básicos”:
Las
preguntas que deberían formularse para encarar correctamente cada caso son:
1. ¿Por qué en
la escuela nos preocupa este consumo?
2. ¿Cómo se
supo o conoció la situación problemática?
3. ¿Cómo es el
desempeño escolar de ese alumno?
4. ¿Con qué
regularidad concurre a la escuela? ¿Llega tarde? ¿Tiene inasistencias?
5. ¿Cómo se
relaciona con sus compañeros? ¿Y con los docentes?
6. ¿Se
observaron conductas en la escuela –clases, recreos, paseos, etc– que
evidencien este consumo?
Teniendo en
cuenta que el lugar de adulto de los
docentes en la institución está
dado fundamentalmente por su rol educativo, conviene
siempre tener presentes
estos seis
interrogantes básicos en toda situación vinculada al consumo de sustan-
cias
psicotrópicas.
Dice, más
adelante, a propósito de no estigmatizar ni “diagnosticar” a los alumnos, que “Lo realmente importante es comprender lo que está sucediendo en el
proceso escolar del alumno y para esto los adultos de la escuela sí tienen
conocimiento y experiencia suficiente. Es desde allí desde donde, como docente,
se debe intervenir. Se busca restringir lo más posible la mirada al aspecto
escolar.
Intervención en el ámbito escolar
Plantea que
se da desde “el lugar que le compete a la
escuela: el formativo”.
Y detalla tres áreas sobre las cuales intervenir
o apuntalar, que es donde se presentan dificultades, y donde es necesario
intervenir tempranamente:
· Convivencia escolar
· Regularidad de la cursada
En función
de estas áreas plantea que se puede evaluar desde una institución educativa la
“problematicidad” del consumo de sustancias [será “problemático”, cuando afecte
el rendimiento, la convivencia, o la regularidad]. Así vuelve a remitir a las
preguntas que se planteaban más arriba:
- ¿Por
qué en la escuela nos preocupa este consumo? Insistiendo en los “motivos educativos” que nos preocupan, en vistas a
dejar de lado posturas moralistas.
- ¿Cómo
se supo o conoció la situación problemática? Planteando la importancia de
no intervenir si no hay un verdadero problema, y no actuar por trascendidos.
- ¿Cómo
es el desempeño académico escolar? En este punto se verifica muy concretamente el
enfoque puesto en lo formativo desde la escuela, al afirmar que
“Si el
alumno presenta un desempeño adecuado, si no se observan alteraciones,
si tiene un rendimiento académico apropiado,
debemos reconocer que
desde el punto de vista del aprendizaje, de existir consumo de drogas, este
no se muestra como problemático.”
- ¿Con
qué regularidad asiste a la escuela? Evaluando las causas de las
inasistencias, informando sin demora al adulto responsable de inasistencias o
llegadas tarde, entendiendo que la intervención temprana es preventiva.
- ¿Cómo se
relaciona con los compañeros y docentes? Aspecto en el que hay que
intervenir únicamente si se observa problematicidad, (incumplimiento de normas,
peleas, etc). La intervención tiene que darse desde el reglamento de
convivencia y las sanciones que contempla, y profundizar el análisis e intervención
si el problema persiste.
- ¿Se
observaron conductas que evidencien el consumo (en la escuela, clases, paseos,
recreos, etc)? Con el cuidado de no presuponer ni “diagnosticar”. Y en
comunicación con los adultos responsables. Sobre este punto, es interesante la
insistencia en la presencia del alumno, como sujeto de derechos y apuntando a
su responsabilidad:
Cada vez que
se reúnan los adultos, docentes y directivos con los padres y familiares,
es necesario
que el alumno esté informado de las reuniones y que se le dé
siempre la
posibilidad de participar. Como sujeto de derecho, el joven tiene derecho
a conocer lo
que se dice o se piensa de él y a expresar su propia visión de los hechos.
Eso
colabora, además, para que vaya construyendo su propia responsabilidad
-
¿Qué puede hacer la escuela ante los consumos?
Resumo:
-
Hablarlo, cuando existe un claro consumo de drogas.
-
Ofrecer ayudas especiales en caso que se presenten conflictos en las
áreas mencionadas de rendimiento, convivencia, regularidad
-
Llamar a servicio médico e informar a padres ante aparentes estados de
intoxicación (la escuela no cuenta con herramientas para evaluarlos)
-
Siempre seguir trabajando en el vínculo con el alumno, y
• reforzar
la idea de que es muy positivo que haga una consulta de evaluación,
• promover y
destacar la importancia de la continuidad de la escolaridad,
• dejar en
claro que la sugerencia de un tratamiento es una ayuda, y no tiene
la intención
de expulsarlo del ámbito escolar sino, por el contrario, de intentar
sostenerlo
lo mejor posible,
• manifestar
siempre que a los docentes y a la escuela les importa su situación
y que desean
que pueda seguir concurriendo,
• facilitar
la concurrencia al tratamiento, flexibilizando horarios de ser necesario,
si no se han
podido coordinar turnos extra clases,
• efectuar
un seguimiento del caso mostrando interés por la salud del joven,
• estar
atentos a las posibles indicaciones de los profesionales tratantes.
-
Vuelve a insistir en la aplicación de sanciones de acuerdo a los
acuerdos de convivencia, en el caso que fuera necesario, como una forma de
poner límites educativos. Particularmente si lo que se da dentro de la escuela
es consumo (además de lo mencionado más arriba respecto a los inconvenientes de
convivencia):
Si de lo que
se trata es de consumo de sustancias en el ámbito de
la escuela,
el caso debe ser considerado una falta y sancionado de
acuerdo al
reglamento de convivencia escolar vigente. No importa
que sea
tabaco, paco o marihuana: es una transgresión en todos los
casos.
Sancionar es una vía paralela a la de ayudar. Muchas veces
la sanción,
que requiere ser implementada siempre como un límite
educativo,
es la mejor de las ayudas.
- Ir
construyendo una guía de recursos locales, tanto de salud como de desarrollo
social
Después
aborda posibles situaciones fuera de la escuela, de venta de drogas (también
adentro), ante los cuales siempre se debe hacer denuncias ante el Ministerio
Público Fiscal (y ante organismos de protección de derechos de niños, niñas y
adolescentes, en caso que la venta la hagan jóvenes menores de 18 años de
edad).
“Ante todo los derechos”
En este
apartado vuelve a ampliarse la mirada, más allá de la esfera de lo pedagógico,
para mirar a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, desde un
enfoque de protección integral de la cual todos somos responsables.
Señala la importancia
de que la escuela identifique a las instituciones jurisdiccionales de
protección integral de derechos, así como a los efectores más cercanos de
protección integral para articular acciones.
Señala
también que para las escuelas existe la
obligación de informar cuando existe vulneración de derechos (artículo 30
de la Ley 26.061). Y en ese sentido advierte que
Cabe aclarar
que el trabajo con los equipos de los organismos de
protección no implica necesariamente la intervención
del sistema
judicial.
jueves, 11 de junio de 2015
UNODC - Estándares internacionales en prevención del uso de drogas
International Standards on Drug Use Prevention (2012)
Documento disponible (en inglés) en:http://www.unodc.org/documents/prevention/prevention_standards.pdf
"There was a time when drug prevention was limited to printing leaflets to warn young people about the danger of drugs, with little or no resulting behaviour change. Now, science allows us to tell a different story. Prevention strategies based on scientific evidence working with families, schools, and communities can ensure that children and youth, especially the most marginalized and poor, grow and stay healthy and safe into adulthood and old age. For every dollar spent on prevention, at least ten can be saved in future health, social and crime costs .
These global International Standards summarize the currently available scientific evidence, describing interventions and policies that have been found to result in positive prevention outcomes and their characteristics.(...)
It is our hope that the International Standards will guide policy makers worldwide to develop programmes, policies and systems that are a truly effective investment in the future of children, youth, families and communities".
UNODC - Acerca de la prevención basada en información sobre riesgos
Tomado del programa Youth Initiative, de United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC).
Myth 5 ‘Information on the dangers of drugs prevents drug use’ (Extractos)
Myth 5 ‘Information on the dangers of drugs prevents drug use’ (Extractos)
“(...) more than just spreading information on the negative consequences of drug use is needed for preventing drug use. In fact, spreading emotion provoking messages on dangers of drugs can even lead to opposite outcomes, as it can increase curiosity, experimentation with drug use, or even increase stigmatization of those already using drugs, so such campaigns need to be planned and implemented with great care. When done correctly, information based campaigns bear great potential in supporting the healthy lifestyles of youth. (...)
Spreading information on negative consequences is not enough for preventing drug use. Having information on the consequences of certain behaviors is generally not enough to help to actually change those behaviors.
For changing our behaviors we need also other help, such as skills, favorable environment, positive norms, intentions and attitudes, and that is why good prevention interventions target the multiple resilience and vulnerability factors beyond awareness, and for example support the learning of various life-skills, or parenting-skills, or aim at providing favorable and supporting environment e.g. via promoting access to good quality education or changing the norms and policies in schools.
UNODC - Acerca de la penalización del uso de drogas
Tomado del programa Youth Initiative, de United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC).
Myth 4 – Punishing drug users will help to tackle the world drug problem
When looking what kind of response societies have on drug use, punishing drug users
seems often to be a commonly adopted strategy for tackling with the multiple negative
consequences that problematic drug use is causing for societies.
Drug use has a serious impact on individual lives, not to mention the influence on
security or economic development at the country level. Drug use is listed on the top of
20 risk factors compromising public health worldwide, and in the top 10 within the
developed countries. To best protect the health of its citizens, the United Nations always
encourage governments to see drug use as a public health issue.
Other public health issues such as diabetes or mental health conditions are also not
tackled by punishing the patients or blaming their parents. Similar to drug use, these
health conditions are also affected by individuals own lifestyle choices among a broad
range of other factors, such as genetics, family environment or the choices available to
an individual in a given society and community. Why should drug use related disorders
be any different from this?
Violencias porteñas
Página 12: Radiografía de las violencias porteñas
Un informe sobre los llamados al programa Las Víctimas contra las Violencias y las actuaciones posteriores revela que las niñas y las adolescentes son las más vulnerables. Casi la mitad de las denuncias fueron efectuadas por las propias víctimas.
Notas: CABA, Los datos de la violencia contra niñas, niños y adolescentes
Desde UNICEF explicaron que las fuentes de información surgen de organismos públicos nacionales y provinciales. Con respecto al programa “Las victimas contra las violencias”, creado en 2006 y coordinado por la doctora Eva Giberti, manifestaron que “el registro que llevan a cabo permite acceder a información sobre el estado de situación de la problemática en la Ciudad de Buenos Aires”
Se produjeron entre 2009 y 2013 “un total de 12.426 intervenciones a través del equipo móvil del programa donde 16.783 fueron las victimas atendidas en terreno. De las cuales, 9.727 correspondían a niños, niñas o adolescentes”
miércoles, 10 de junio de 2015
Acerca de las políticas de Reducción de Daños
“La reducción de daños es una política de salud que apunta a la disminución de las consecuencias negativas del consumo de drogas, a diferencia de la política llamada de abstinencia que comanda la política oficial Argentina en materia de drogas.
Estas consecuencias, estos daños, pertenecen tanto al campo de lo social: marginación, criminalización, estigmatización que son los principales efectos de nuestra legislación que penaliza la tenencia de drogas para consumo personal, o sea, que penaliza el consumo. Y también pertenecen al campo de la salud: infecciones varias, hepatitis, sobredosis y fundamentalmente el SIDA.
La reducción de daños abarca variados programas o estrategias que están siendo aplicados en todo el mundo. Los más difundidos son los programas de cambio de jeringas y los programas de sustitución para los adictos a los opiáceos, ellos son también los programas más resistidos en Sudamérica, donde en la actualidad sólo Brasil los está implementando en algunos estados. (Castaño et al., 1998, Mesquita, 1999).
Pero la reducción de daños abarca también la educación e información. Por una parte de los usuarios sobre las formas de desinfección de los equipos de inyección, riesgos de sobredosis y formas seguras de inyección. Por otro lado, de la comunidad general para evitar la marginación de estos sujetos y su consiguiente distanciamiento del sistema de salud.
Incluye también el trabajo de calle para establecer contacto con la mayor cantidad posible de usuarios de drogas y la implementación de instituciones asistenciales públicas abiertas, con objetivos intermedios, dispuestas a escuchar y tratar a las personas estén o no abstinentes de drogas. (...)
Las medidas de reducción de daños aportan muchas intervenciones útiles en el campo de las adicciones, en sociedades como la nuestra donde los daños relacionados con las condiciones en que los sujetos consumen drogas se han demostrado mayores que los ocasionados por la droga misma.
La base de ellas la constituye el consenso social y político, que permitan un encuadre legislativo y policial tal que soporte y apoye, en vez de perjudicar y obstaculizar, la situación social e individual de los consumidores de drogas. Justamente la sanción sobre la libertad de los consumidores es ya uno de los principales daños que se pueden ocasionar en el actual marco legislativo.
La ley debería también ser clara en lo relativo a permitir y fomentar la puesta en marcha de programas como los de intercambio de jeringas, tan necesarios en ciudades con muchos usuarios de drogas inyectables con elevadísimas tasas de seropositividad VIH como la nuestra, y en acabar finalmente con la cuestión de que hablar claramente de las drogas sea hacer su apología. El modelo de reducción de daños no hace apología del uso de drogas”.
Extractos de Uso de drogas inyectables y VIH en Rosario (Argentina) Fundamentos para la reducción de daños - Por INCHAURRAGA, S.; SIRI P.
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