“La reducción de daños es una política de salud que apunta a la disminución de las consecuencias negativas del consumo de drogas, a diferencia de la política llamada de abstinencia que comanda la política oficial Argentina en materia de drogas.
Estas consecuencias, estos daños, pertenecen tanto al campo de lo social: marginación, criminalización, estigmatización que son los principales efectos de nuestra legislación que penaliza la tenencia de drogas para consumo personal, o sea, que penaliza el consumo. Y también pertenecen al campo de la salud: infecciones varias, hepatitis, sobredosis y fundamentalmente el SIDA.
La reducción de daños abarca variados programas o estrategias que están siendo aplicados en todo el mundo. Los más difundidos son los programas de cambio de jeringas y los programas de sustitución para los adictos a los opiáceos, ellos son también los programas más resistidos en Sudamérica, donde en la actualidad sólo Brasil los está implementando en algunos estados. (Castaño et al., 1998, Mesquita, 1999).
Pero la reducción de daños abarca también la educación e información. Por una parte de los usuarios sobre las formas de desinfección de los equipos de inyección, riesgos de sobredosis y formas seguras de inyección. Por otro lado, de la comunidad general para evitar la marginación de estos sujetos y su consiguiente distanciamiento del sistema de salud.
Incluye también el trabajo de calle para establecer contacto con la mayor cantidad posible de usuarios de drogas y la implementación de instituciones asistenciales públicas abiertas, con objetivos intermedios, dispuestas a escuchar y tratar a las personas estén o no abstinentes de drogas. (...)
Las medidas de reducción de daños aportan muchas intervenciones útiles en el campo de las adicciones, en sociedades como la nuestra donde los daños relacionados con las condiciones en que los sujetos consumen drogas se han demostrado mayores que los ocasionados por la droga misma.
La base de ellas la constituye el consenso social y político, que permitan un encuadre legislativo y policial tal que soporte y apoye, en vez de perjudicar y obstaculizar, la situación social e individual de los consumidores de drogas. Justamente la sanción sobre la libertad de los consumidores es ya uno de los principales daños que se pueden ocasionar en el actual marco legislativo.
La ley debería también ser clara en lo relativo a permitir y fomentar la puesta en marcha de programas como los de intercambio de jeringas, tan necesarios en ciudades con muchos usuarios de drogas inyectables con elevadísimas tasas de seropositividad VIH como la nuestra, y en acabar finalmente con la cuestión de que hablar claramente de las drogas sea hacer su apología. El modelo de reducción de daños no hace apología del uso de drogas”.
Extractos de Uso de drogas inyectables y VIH en Rosario (Argentina) Fundamentos para la reducción de daños - Por INCHAURRAGA, S.; SIRI P.
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