viernes, 12 de junio de 2015

Consumo de drogas: Qué hacer desde la escuela. (reseña)



Consumo de drogas: ¿Qué hacer desde la escuela?
Saccone y Ryan, Ministerio de Educación de la Nación 2011.

Documento disponible en: http://issuu.com/federiconantes


En el cuadernillo se enfoca el quehacer escolar frente a la posible detección de consumo problemático de drogas. Para garantizar ese enfoque se propone la realización de algunas preguntas, que después llama “seis interrogantes básicos”:

Las preguntas que deberían formularse para encarar correctamente cada caso son:
1.       ¿Por qué en la escuela nos preocupa este consumo? 
2.       ¿Cómo se supo o conoció la situación problemática?
3.       ¿Cómo es el desempeño escolar de ese alumno?
4.       ¿Con qué regularidad concurre a la escuela? ¿Llega tarde? ¿Tiene inasistencias?
5.       ¿Cómo se relaciona con sus compañeros? ¿Y con los docentes? 
6.       ¿Se observaron conductas en la escuela –clases, recreos, paseos, etc– que evidencien este consumo?

Teniendo en cuenta que el lugar de adulto de los docentes en la institución está 
dado fundamentalmente por su rol educativo, conviene siempre tener presentes
estos seis interrogantes básicos en toda situación vinculada al consumo de sustan-
cias psicotrópicas.

Dice, más adelante, a propósito de no estigmatizar ni “diagnosticar” a los alumnos, que “Lo realmente importante es comprender lo que está sucediendo en el proceso escolar del alumno y para esto los adultos de la escuela sí tienen conocimiento y experiencia suficiente. Es desde allí desde donde, como docente, se debe intervenir. Se busca restringir lo más posible la mirada al aspecto escolar.


Intervención en el ámbito escolar

Plantea que se da desde “el lugar que le compete a la escuela: el formativo”.

Y detalla tres áreas sobre las cuales intervenir o apuntalar, que es donde se presentan dificultades, y donde es necesario intervenir tempranamente:
·         Desempeño académico
·         Convivencia escolar
·         Regularidad de la cursada


En función de estas áreas plantea que se puede evaluar desde una institución educativa la “problematicidad” del consumo de sustancias [será “problemático”, cuando afecte el rendimiento, la convivencia, o la regularidad]. Así vuelve a remitir a las preguntas que se planteaban más arriba:

¿Por qué en la escuela nos preocupa este consumo? Insistiendo en los “motivos educativos” que nos preocupan, en vistas a dejar de lado posturas moralistas.

¿Cómo se supo o conoció la situación problemática? Planteando la importancia de no intervenir si no hay un verdadero problema, y no actuar por trascendidos.

¿Cómo es el desempeño académico escolar?  En este punto se verifica muy concretamente el enfoque puesto en lo formativo desde la escuela, al afirmar que
“Si el alumno presenta un desempeño adecuado, si no se observan alteraciones,
si tiene un rendimiento académico apropiado, debemos reconocer que
desde el punto de vista del aprendizaje, de existir consumo de drogas, este
no se muestra como problemático.”

¿Con qué regularidad asiste a la escuela? Evaluando las causas de las inasistencias, informando sin demora al adulto responsable de inasistencias o llegadas tarde, entendiendo que la intervención temprana es preventiva.

-  ¿Cómo se relaciona con los compañeros y docentes? Aspecto en el que hay que intervenir únicamente si se observa problematicidad, (incumplimiento de normas, peleas, etc). La intervención tiene que darse desde el reglamento de convivencia y las sanciones que contempla, y profundizar el análisis e intervención si el problema persiste.

¿Se observaron conductas que evidencien el consumo (en la escuela, clases, paseos, recreos, etc)? Con el cuidado de no presuponer ni “diagnosticar”. Y en comunicación con los adultos responsables. Sobre este punto, es interesante la insistencia en la presencia del alumno, como sujeto de derechos y apuntando a su responsabilidad:
Cada vez que se reúnan los adultos, docentes y directivos con los padres y familiares,
es necesario que el alumno esté informado de las reuniones y que se le dé
siempre la posibilidad de participar. Como sujeto de derecho, el joven tiene derecho
a conocer lo que se dice o se piensa de él y a expresar su propia visión de los hechos.
Eso colabora, además, para que vaya construyendo su propia responsabilidad

-  ¿Qué puede hacer la escuela ante los consumos?
Resumo:
-  Hablarlo, cuando existe un claro consumo de drogas.
-  Ofrecer ayudas especiales en caso que se presenten conflictos en las áreas mencionadas de rendimiento, convivencia, regularidad
-  Llamar a servicio médico e informar a padres ante aparentes estados de intoxicación (la escuela no cuenta con herramientas para evaluarlos)
-  Siempre seguir trabajando en el vínculo con el alumno, y
• reforzar la idea de que es muy positivo que haga una consulta de evaluación,
• promover y destacar la importancia de la continuidad de la escolaridad,
• dejar en claro que la sugerencia de un tratamiento es una ayuda, y no tiene
la intención de expulsarlo del ámbito escolar sino, por el contrario, de intentar
sostenerlo lo mejor posible,
• manifestar siempre que a los docentes y a la escuela les importa su situación
y que desean que pueda seguir concurriendo,
• facilitar la concurrencia al tratamiento, flexibilizando horarios de ser necesario,
si no se han podido coordinar turnos extra clases,
• efectuar un seguimiento del caso mostrando interés por la salud del joven,
• estar atentos a las posibles indicaciones de los profesionales tratantes.
-  Vuelve a insistir en la aplicación de sanciones de acuerdo a los acuerdos de convivencia, en el caso que fuera necesario, como una forma de poner límites educativos. Particularmente si lo que se da dentro de la escuela es consumo (además de lo mencionado más arriba respecto a los inconvenientes de convivencia):
Si de lo que se trata es de consumo de sustancias en el ámbito de
la escuela, el caso debe ser considerado una falta y sancionado de
acuerdo al reglamento de convivencia escolar vigente. No importa
que sea tabaco, paco o marihuana: es una transgresión en todos los
casos. Sancionar es una vía paralela a la de ayudar. Muchas veces
la sanción, que requiere ser implementada siempre como un límite
educativo, es la mejor de las ayudas.
-  Ir construyendo una guía de recursos locales, tanto de salud como de desarrollo social


Después aborda posibles situaciones fuera de la escuela, de venta de drogas (también adentro), ante los cuales siempre se debe hacer denuncias ante el Ministerio Público Fiscal (y ante organismos de protección de derechos de niños, niñas y adolescentes, en caso que la venta la hagan jóvenes menores de 18 años de edad).


“Ante todo los derechos”

En este apartado vuelve a ampliarse la mirada, más allá de la esfera de lo pedagógico, para mirar a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, desde un enfoque de protección integral de la cual todos somos responsables.

Señala la importancia de que la escuela identifique a las instituciones jurisdiccionales de protección integral de derechos, así como a los efectores más cercanos de protección integral para articular acciones.

Señala también que para las escuelas existe la obligación de informar cuando existe vulneración de derechos (artículo 30 de la Ley 26.061). Y en ese sentido advierte que
Cabe aclarar que el trabajo con los equipos de los organismos de
protección no implica necesariamente la intervención del sistema
judicial.



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